Pescados



Noches oscuras


Hay noches muy oscuras. No tienen fin. Nos desvelamos y aunque intentemos recordar las casas a las que hemos pasado, los restaurantes en los que hemos comido o los zapatos que hemos calzado desde que éramos pequeños… No hay nada que hacer, el sueño se empeña en ocultarse tras ese problema que surgió a lo largo del día.
¡Ay luna, luna! Alumbra el camino de sueño.  

Los cuentos

En estos días de desmemoria debemos esforzarnos por recordar. Habrá quien nos cuente el cuento de Caperucita como una novedad. Lo conocemos y tiene muchas versiones. Unas son más modernas, otras tienen bellas ilustraciones, las hay políticamente incorrectas, pero recordad: en todas hay un lobo.

Falacias

No es fácil creer en los que venden palabras como futuro y un presente de saldo.
Crece la dificultad cuando comprendes cuánto se han aprovechado de tus ilusiones.
Aumenta en la medida que la experiencia te descubre el carácter utilitario que han dado a tu confianza.
No, no es fácil creer cuando han hecho añicos la verdad.
Hoy somos muchos los que vivimos sin esperar nada, aunque la esperanza no la hemos perdido. Yo, al menos, he conseguido conquistar mi voluntad y de momento no está a la venta.

Vidas en tránsito


Unos rostros sonrientes nos ayudaron a iniciar el vuelo hacia el río. Miradas, voces anónimas y abajo ya, las nubes.

Fuimos descubriendo y haciéndonos visibles en el autobús. Las caras no existen cuando sólo eres un desconocido pero, cuando los nombres definen las personas y los lugares, cuando las palabras nos enredan en sus formas y nos presentan, entonces nos hacemos reales y tras los rostros aparecen las almas.

Vidas despojadas de sus roles cotidianos, libres. Vidas en tránsito. Quizás nunca volvamos a vernos pero ya, formarán parte de nuestra vida.

En el embarcadero se inició el juego. Hemos nacido a una nueva realidad, entre todos forjamos nuestro viaje. Nos reconocemos cada día. Ahora todos somos río.

Ser un río


Amanecer sobre las aguas viendo aparecer el sol tras las verdes laderas de las orillas de un río. Rendirse al sueño navegando hacia una ciudad de cuento mientras las luces amarillas anuncian la llegada a una esclusa.

Bailar sobre un río abrazando la música y riendo a la noche compartida con gente indefinida que en ese momento son tu familia.

Y esperar, esperar la salida a las maravillas de un tiempo atrapado entre piedras centenarias, entre la historia y las historias contadas, a la par que se añora la vuelta a ese azul que te acuna.


Ese ha sido el viaje. Ser río.





Estar triste


Cuando tenía quince años me ponía triste a veces. Pensaba que era la adolescencia, esa enfermedad que pasamos todos porque hay que romperse para hacerse adulto.

Hoy, con algunas décadas más, estoy triste. Estoy triste con motivo. Eres tu Anabel. Compañera del alma. Soldado en la batalla campal de las bibliotecas del no lugar.





Estoy triste por ti y estoy contigo.







Biblioteca

¡Ay las bibliotecarias del conocimiento contemporáneo! Hadas de los cuentos que transitan los mundos de la palabra en pueblos y ciudades en un país donde el trabajo en una biblioteca parece que se hace sólo.
Años de trabajo vocacional, de jornadas que traspasan los tiempos firmados en contratos vergonzantes, tituladas universitarias y esforzadas alumnas en continuo aprendizaje para lanzar la biblioteca a sus distintos destinos, para venderla al pueblo, hacerla necesaria, atractiva y llena de contenidos.
Queridas compañeras y compañeros, pocos, que tras una urna podéis encontrar al mayor de vuestros enemigos.
-Pasa de ellos, pasa mujer, sólo es trabajo- Y ella lo sabe, y todas lo sabemos. Sólo es trabajo pero… ¡Es la BIBLIOTECA! Si, y van a acabar con ella sólo con una llave y una persona de su total confianza. Y van a acabar con ella porque la desconocen, porque ella es plural, libre y profunda.
Cómo nos duele que no entiendan el significado de esta palabra.
Algún día se reconocerá nuestro trabajo pero, que conste que, no queremos ser Hipatia.

Verbo amar



Me encontré con un verbo indefinido una tarde del pasado y quise hacerlo presente dentro de mi casa. Ofuscado, salió corriendo y atravesando mi garganta se ocultó en el futuro.

Era el verbo amar y hoy lo he encontrado prendido en tu solapa.