Adivina, adivinanza

Entran y no callan. Se sientan y no paran. Ríen o lloran a todo pulmón. Sorprende tanto su inocencia como sus ocurrencias. Ninguno sale mal en las fotos porque su mirada es tan limpia que no hay nada que la enturbie. Les encanta jugar, dibujar, correr, hacer ruido, escalar. Nos cambian la vida, nos dan toda la felicidad y todas las preocupaciones. Ninguno pidió venir y cuando llegan están indefensos. Todos lo fuimos alguna vez, aunque cuesta creerlo de algunos.

 ¿Quién puede matar a un niño?

 ¡SOCORRO!

Palabras contra la violencia 3


Dolor no es la palabra, es como que una herida grande que se abre dentro, muy dentro. Todo se suma al negro, a la oscuridad y a la confusión. No ves, no oyes, todo es calor y niebla. Entre los velos que cubren la cocina, el pasillo y toda la casa solo aciertas a ver una realidad que te humilla y te vas hacia ese lugar oculto entre palabras que no deseas oír. El brazo se adelanta a tu pensamiento y tus dientes rechinan y se aprieta la boca al mismo tiempo que el puño y los pies te llevan entonces hacia ella. No, no hay nada que te aparte de  ese camino que sólo te lleva a la violencia. 
Pero ya estás al otro lado de la calle. La boca te sabe a sangre, te has mordido, y en la mano llevas clavadas las uñas de tu hombría, de tu orgullo. Andas doblando las rodillas sin mirar atrás. Tiemblas. Un frenazo te hace regresar. Vuelves la cabeza y miras hacia arriba. En la terraza, el más pequeño agita la mano aupado por el mayor que, algo triste, te grita ¡Vuelve pronto papá! Vuelves la esquina, las tinieblas se disipan, ya vas viendo más claro.  En el metro te ves reflejado en el cristal. Ahora ya estás tranquilo. ¡Uf, menos mal! 

Palabras contra la violencia 2


Mírala, está cada día más guapa, más gordita quizás, pero sigue haciendo ese guiño con el ojo cuando se siente feliz. Y parece feliz colocando las flores sobre la mesa ¿Por qué está feliz? Mírala, canturrea mientras hace la cama y se ha mirado al espejo y ha pasado la mano por su cintura como viéndose bien ¿Por qué se mira? Mírala, ahora se acerca a la ventana, parece que limpia el cristal, se asoma ¿A quién  mira?

Si , es ella. Esta haciendo la casa y se mira y se asoma y se mueve libre por la alcoba y vive en ella, en su día, en su vida y respira y engorda y se gusta y se disgusta. Se guarda un secreto y se recoge el pelo y llora o sueña o sólo respira. Mírala, es ella, y tú ¿Quién eres? ¿Su amor? No te hagas más preguntas, no te comas la cabeza, no sigas por ahí. Dale un abrazo y marcha. No te atormentes. Ella no es el problema. 

Palabras contra la violencia 1


Sigue siendo la mujer que soñabas, pero ya no la sueñas. Sigue contigo aún, pero ya no te quiere. Déjala partir aunque te duela el desamor, aunque te sientas muy triste, aunque te sientas perdido.

Mira dentro de ti, no seas tonto, el mundo sigue para ti, estás vivo. Tanto si has hecho mal, como si no lo hiciste, si es que ya no te quiere... Sé un hombre y vete. No levantes la mano, no grites, no te conviertas en un animal ¡No es tuya! Sólo es la mujer que un día soñaste y ahora es el momento de soñar otra cosa. 

Por qué, por qué, por qué


Por qué ese empeño en acabar con la esperanza, cuando caminamos a ningún lado. Por qué ese miedo a lo nuevo, cuando todo es viejo, sucio y triste. Por qué ese no parar de descalificar, hacer conjeturas y predecir futuros caóticos, cuando ya estamos en el caos. Por qué da tanto miedo lo que se pide a miles, lo que el pueblo reclama, lo que tu piensas y callas. Por qué no ponen remedio a los errores cometidos, por qué no se preguntan a quién sirven. Por qué no se van todos al lugar donde viven los monstruos y se dejan comer por ellos o aprenden de ellos. De los monstruos que luchan por las aves, por las aguas, por el aire, por los sin techo, por los refugiados, por los niños, por la vida. Por qué nos quieren quitar también la esperanza. 

Hijos

Todos somos hijos y algunos somos padres. Se puede ser padre de muchas maneras pero sea cuál sea la forma de serlo, solemos amarlos. Y hay que hacerlo sin condiciones. Conocer sus defectos y virtudes y no cerrar los ojos. Estar ahí y luchar por ellos y con ellos. Educarlos para que sean buenas personas. Personas libres. Personas.
Y cuando llegue el momento dejar que vuelen, que tomen sus propias decisiones, que vivan en sus vidas. Nosotros estaremos ahí como padres, atentos, dispuestos. Porque son nuestros hijos y eso no es poca cosa. 


De pájaros y urracas

No es el caso que nos ocupa  baladí. Los pájaros revolotean y picotean en muchos árboles y arboledas. Se pierden éstas, a pesar del poeta, porque se han poblado en extremo de urracas  que portando sus tesoros robados llenan los troncos. Y allí donde la sabia corría ahora  se atesora la rapiña. 
No, el caso no es baladí y piando hoy los pájaros querían convencernos con sus trinos de su inocencia. No hemos sido los gorriones, ni las golondrinas, han sido las urracas, bueno nosotros sólo les dimos cobijo en nuestros nidos. Nosotros no hemos sido, son las urracas que un día nos cegaron con los brillos de los tesoros que usurpaban.

No, no es un caso baladí el de estos pájaros.



Si hay palabras

Decía un periodista ¡Qué agobio cada mañana! ¡Nos quedamos sin palabras que expresen la estupefacción ante tanto despropósito!
No es cierto, las palabras si nos salen, las escupimos y vomitamos, pero caen a los pies nuestros. Los que carecen de decoro, los opulentos, no las oyen. Se han quedado sordos porque sólo se escuchan entre ellos: mentiras, halagos, planes, apaños… Tan arrobados de si mismos, tan engrandecidos sus egos, tan ocupados en sus ambiciones y poderes, se han quedado sordos para el compromiso, el honor y la responsabilidad. A mi me sobran todos, todos estos ladrones de los sueños de los nuestros. Y tengo muchas palabras para gritar, entre otras ¡FUERA! 


Amuletos

Quiero ser una africana que sueña con el paraíso de occidente. Quiero preparar el viaje, llenarme de ilusiones y planes de futuro. Quiero pensar que allá, tras el largo camino, tras el inmenso mar, tras toda esta miseria de chamanes y pobreza está el mundo verdadero. Quiero ser yo la elegida para hacer el viaje. Quiero subir la pared de hierros que me separa del progreso, la que sube en la patera y se juega la vida por llegar al edén. Pero no, no puede ser yo. Yo ya estoy aquí, donde unos hechiceros han organizado planes para destruir nuestro futuro. Donde también un día otra mujer soñó que llegaba un mundo mejor.
De momento, como si fuera ella, me he fabricado un amuleto con unas tarjetas negras que he encontrado en la basura.


Marea de atracos

En una marea de atracos a mano armada, con alevosía y nocturnidad, conocimiento del cancerbero y complicidad del jefe, nos están dejando limpios y encima es culpa nuestra.
Hoy me dejo de filosofías y me uno a los que se preguntan qué hacemos con "estos". Son mayoría y nos tienen conquistados.
No vale darle vueltas y quejarnos, es evidente que todos debemos llevar el gen de la corrupción y la picaresca, por lo tanto, las medidas de control deben estar preparadas, siempre, para evitar que la mano vaya a la caja. Aunque está claro que sus cajas no tienen fondo y se las llevan de pulsera.

Nacionalismo


Es muy respetable la postura de cualquier idea nacionalista, sea la que sea, allá cada cual, pero a mi sólo me consta ser de mi misma; pertenecer a una familia a la que adoro y quiero, a unos padres de los que aun puedo disfrutar; a un círculo de amigos y amigas que forman parte de los variados instantes de mi vida. Ser, en definitiva, de unos afectos hasta el momento justo en que me encuentro, que incluyen, como no, un lugar. De ahí soy yo esté donde esté. Lo demás sólo es de los que tienen que vivir de ello. 

Propósito


Comienzo septiembre cumpliendo años. Feliz por estar viva. Celebrando que el día tiene horas para seguir aprendiendo, respirando y haciendo lo que toca, que no es poco. Y este año, que empieza para mi, quiero aprender a vivir en silencio. Estar atenta. Cada mañana, espero, despertar sin que nada se me escape, apagar el ruido que hacen los que no hacen nada por nosotros y encender todos mis sentido para escuchar lo  que yo misma tenga que decirme y conseguir oir lo que va contando la vida. Mi propia vida.


¿Qué nos queda?

Qué nos queda cuando no queda nada. Cuando los líderes se tornan en débiles. Cuando los héroes son mentira. Cuando la ideología se ha quedado en nada. ¿Qué nos queda? En otro tiempo un poeta diría, nos queda la palabra. Otro tiempo, eso es. Nos queda la fe, diría un creyente. Yo no sé qué nos queda porque lo mío es dudar, pensar y un poquito soñar, limitando los sueños razonablemente. ¿Qué tal si te tienes a ti mismo? Si crees en ti, si creces en ti. Súmate a otros “yo”, pero sin olvidarnos de que nosotros, cada uno, somos responsables de que no quede nada. Y si esta realidad no es la tuya, piensa, sueña, esfuérzate. Podemos cambiarla. Debería quedarnos la esperanza.

Descanso

Podría tocar la punta de una estrella en la noche más oscura. Rozar el fuego con mis manos en el fondo de la tierra. Bucear asida a una ballena a través de la inmensidad oceánica. Todo podría ser posible en este descanso líquido en el que vivo estos días. Un descanso merecido y obligado para volver, luego, a la realidad del cada día más.

Ahora sólo me desvela la inercia del deber y tengo que susurrarle ¡Nada, nada, estamos de vacaciones, dentro de unas lunas despertaremos! Ni por esas, se nota que no tiene precio.

Vivir

Erase una vez la vida. La de los felices momentos y los más tristes días. La de la realidad y la de la fantasía. La que encierra y la que libera. La de la verdad y la de la mentira. La tuya, la mía, las otras. La de los buenos y los malos. La de la sabiduría y la de la más profunda estulticia. Erase una vez la vida de la opulencia y de la pobreza. De la juventud y de la madurez. En todas sus versiones “erase una vez” Porque si no ¿qué? No habría ni colorín colorado…

Ejemplos



Huyó el sol de este verano que  estrenamos y se cubrió el cielo de grises. Una brisa invernal recorrió las calles y muchos mostraron su rostro más oscuro. Murió la esperanza. Terminó la enfermedad por ganar esta batalla a la vida y la parca se llevó el tiempo, los años y los días, desde la concepción hasta el último suspiro. Pero la valentía, el esfuerzo y la capacidad de no rendirse han vencido otra vez,  porque en todos nosotros quedará para siempre el ejemplo de otra luchadora que, como otros, supieron vivir a pesar del sufrimiento.  
La muerte se llevó otra vida y la existencia la ganó para la eternidad.


Hijas

La belleza que irradia su cara se parece a aquella que fue y que fui. Su sonrisa pintada de rosa, sus pestañas aladas. El volar de la falda y ese hoyuelo en la cara pícaro y juguetón. El descuido en las formas, el descanso de la mano que se afloja cuando habla. Una seguridad recuperada y el sueño que lleva al descanso y que juega alrededor del cabello intentando que lo persigan hasta el fin.
El olor del perfume que contiene el vacío que deja al marcharse. Y el cansancio que envuelve mi cuerpo porque quiere pensar que por fin es feliz. Todas esas sensaciones se han quedado cosidas a mi alma en esas pocas horas que ha pasado aquí. En su casa.

Cuando nadie te escucha

No había nada que decir. Todo estaba decidido. Me dejaron hablar pero no me oían. Dije y pronuncié un mensaje vacío que sólo contenía aire. No oyeron nada. De pronto un eco se oyó dentro de un armario. Preguntaron por él. El eco repitió una, dos, tres, cuatro, cinco y seis veces la misma palabra. Se taparon los oídos y me miraron. Yo callaba.
¿Por qué sonríes?- Preguntó uno. No sonrío, es mi cara.
Se levantaron y se marcharon dejando un olor a humedad en la sala. A papel mojado. A babas. El eco empujó la puerta del armario, corrió tras ellos y, ya en el pasillo, les lanzó su voz más estruendosa:

¡No sois nada! ¡No sois nada! ¡Sois nada! ¡sss nada! ¡nada! ¡naaaaaa! Entonces lloré en silencio mi desesperación.

Naturaleza


Amanece y respiras. El oxígeno entra en tus pulmones. Abres la ventana y un trinar de golondrinas, gorriones y mirlos te da los buenos días. Una hilera de hormigas desfila por la terraza, mientras, una araña se desliza desde la cuerda de la ropa. En el tejado de enfrente un gato se atusa el bigote, sin hacer caso a los ladridos del perro del vecino.

Los patos dibujan círculos en la superficie de la laguna, bajo ellos un banco de tencas nada hacia los juncales donde las libélulas se han posado, para adornarlos. Las ranas croan felices y una libélula azul extiende sus alas transparentes. ¡Feliz día! Se escapa de mi boca y un sapo me escupe ¡Todavía hay quien nos da caña con el CO2!

¿De qué tienes miedo?

Uno de los libros que más gustan a los niños se titula "¿De qué tienes miedo?" y yo  te pregunto ¿de qué tienes miedo? ¿De hablar y opinar? ¿De mostrar tus quejas o tus alegrías en la calle? ¿De elegir un color u otro? ¿De mojarte? ¿De hablar con el jefe? ¿De equivocarte al elegir? ¿De sentir? ¿De perder tu casa? ¿De perder tu trabajo? ¿De no llegar a fin de mes? ¿De ponerte enfermo? ¿De suspender? ¿De decidir si estudias o trabajas? Bueno eso era antes. ¿De, de, de?
Haz como los más pequeños, si tienes miedo búscate un monstruo para se los coma (ese es otro cuento) pero mientras tanto, identifícalos.
Siempre hay alguien detrás de ellos y, amigo, sólo tenemos una vida y hay que vivirla sin miedo.
De pequeña era una fiesta sentarme en la calle al llegar el verano. Las puertas abiertas, las vecinas como manchas negras agrupadas en racimos: aquí tres, allí cinco, más allá seis. Los cestillos con sus almohadillas de costura, la chiquillería jugando y mi abuela insistiendo en que me pasará con ella al portal –vamos adentro, está más fresquito y ahí fuera lo que hablen a ti no te interesa. Me pasaba a regañadientes imitando el tonillo del habla de las mujeres mientras soñaba con ser mayor.

Ahora que tengo más años que ellas, las puertas están cerradas, las casas están vacías y las que se sientan en la calle llevan camisetas multicolor, reivindican y lo hacen lejos de sus batientes. Yo nunca soñé con unas aceras tan frías. 

Celebración de las madres

Celebramos a las madres que dan vida responsablemente, que cuidan y miman. Las que son todo sacrifico y desprendimiento, entrega y amor. Celebramos a esas luchadoras, lobas, esforzadas mujeres que se dejan la piel por sacar, hasta de lo más hondo, a sus hijos perdidos. Queremos parecernos a las que educan con esmero desde la equidad y la justicia, con ternura y con firmeza, aunque les duela. Las queremos, estén donde estén. Y, mientras escribo, un recuerdo me trae dos palabras, madre patria.
Alguien la ha matado o la tiene secuestrada porque sus hijos se sienten, más que nunca, abandonados.

Amigas y basta

Llegaron y adornaron mi casa de abrazos y  sonrisas. Cubrieron el espacio de mi vida con un velo de recuerdos y lo fueron llenando, hasta sus bordes, con todas las canciones que cantamos allí, ayer. Se sentaron conmigo, todas ellas, las que fuimos, las que se fueron y las que no llegaron. Y recorrieron las calles de mi vida cotidiana, leyeron los poemas que yo leo y contemplaron los paisajes que más amo. No puedo describir los sentimientos que brotaron en esta primavera bendecida por el reencuentro. Llegaron a mi vida hace cuarenta años y en ella se quedaron cantando, riendo y siendo como siempre amigas, hermanas.

La amistad, cuando es auténtica, no necesita contarse. Se siente y basta. 

Va por la que llevas dentro.

Disfrazarse para que no te hagan daño, para ser otra, para soñar...
Enmascarar tus días para no ponerte en peligro. Ocultar tu corazón de seda con mil capas de felpa para que nadie se atreva a  sacártelo y devorarlo. Andar hacia atrás, boca abajo o haciendo el pino porque esos advenedizos de la vulgaridad no respetan la sutileza de tus sentidos. Sacar las uñas, morder, arañar, ser un gato rabioso para que no acaben contigo. Eso se termina en el momento justo en el que sólo tienes ojos para vivir tu vida y es, en ese momento, en el que floreces y sólo te ocupas de ser cada día tu misma.
¡Niñas! No hay nada como empezar a madurar.

Habría que apagar la noche.

Habría que volver a dormir de noche. Habría que cerrar las puertas y no abrirlas hasta que el gallo cantara. Habría que envolverlos en silencio bajo cuatro tapas de estrellas. Habría que enseñarles que la luna vigila desde arriba y que al amanecer se despierta la vida y con ella, habría que contarles que se encienden las conciencias de los que se avergüenzan de esa violencia sin sentido, temeraria e imprudente. Habría que enseñarles que quien juega con fuego acaba quemándose y habría que plantearse, muy seriamente, que la noche es para el descanso y no para que unos gamberros destrocen las puertas que protegen los sueños.

Habría que apagar la noche para ellos.

Carnaval

Es carnaval, el tiempo en el que la mentira es verdad y todo se acepta con agrado: tu trabajas y yo cobro; él compra para venderte; yo soy Dios pero tú haces los milagros; te piso, te aplasto, te humillo pero eres tú y sólo tú el culpable de todo. ¡Qué bien luces tu disfraz! Eres la estrella, te veo desfilar tan seguro de tu poder y sólo espero que te cubras de cenizas en esa cuaresma en la que, sin duda, has de pagar tus pecados.
El carnaval, amigo enemigo, sólo dura unos días.Eso espero por el bien de muchos.

La Chispa de la Vida

Esta noche ceno con amigas. Recuerdo algunas tardes de cumpleaños soñando con formar un grupo y ser cantantes famosas. También a mi madre preocupada por aquellos pájaros que anidaban en nuestras cabezas adolescentes ¡Pobre! Estábamos a la salida de meta de una adolescencia que soltaba chispas cuando bailábamos con aquellos ritmos locos que aprendíamos con la tele. Nos reíamos por todo y de todo.

Esta noche nos juntamos para compartir este presente en el que nos hemos convertido. Cada una ha cantado su música y bailado como mejor ha sabido y hoy, como ayer, seguimos siendo “La Chispa de la Vida”, no os quepa duda.  

Corazones de hielo


¿Cuánto frío pueden albergar en su corazón los que permiten que nuestros niños pasen hambre? Somos muchos los que deseamos que llueva sin parar, que el barro los arrastre con fuerza hasta los abismos más profundos. Que el calor de la tierra los derrita y el tiempo los convierta en ámbar.
¡Vamos! La vida es de todos. Todos debemos recorrerla en las mismas condiciones, con las desigualdades soportables, sólo soportables si no queda otro remedio. Pero que un niño pase hambre en este país, es para convertir en bisutería al responsable.

Esperando a las estrellas

Hoy no quiero hablar de rampas, no quiero hablar de lodos ni de fangos. Esta tarde de lluvia el sol luchaba por salir y al final lo consiguió. Doblegó las grises nubes que ocultaban las razones por las que los atardeceres son más hermosos. Y, dejado a un lado lo que uno anhela o no, me he permitido vivir, solo vivir, disfrutando de la compañía y de la tranquilidad. Hoy no existís hombres de humo y mujeres de niebla. Estoy aquí sentada en el borde mismo del ocaso esperando a las estrellas. Diviso al fondo alguien que, como yo, mira al cielo y no ha alquilado un balcón. 

Rosas de invierno

He cortado seis rosas de invierno: cinco rojas y una amarilla. Seis capullos, para ser exactos El verde de sus hojas se ha tornado grana y sus tallos a duras penas soportan las espinas. Antes que las heladas las quemen definitivamente, adornarán mi casa y  sobrevivirán hasta abrirse con sus colores y hojas aterciopeladas. Dentro de unos días podaré el rosal para que esta primavera brote más fuerte y hermoso.

Contemplando tanta belleza me he preguntado a quién habrá que cortar de nuestras vidas para que podamos sobrevivir ante tanto corazón de hielo. A quién podar para que broten las rosas rojas o amarillas, con o sin espinas, pero vivas y con  la posibilidad de ser. Ser.
Porque queremos seguir siendo.

Hasta luego

Ay las despedidas después de vivir en el centro mismo de tu vida, cuando nada te aparta de lo importante y sólo hay que ocuparse de dar. Cuando tu casa es el lugar de encuentro y todos los que son están. Ay, ay, ay  cerrar la puerta, no encontrar maletas ni ropa por el medio. Es lo que tiene ser feliz, no dura siempre, pero la vida continua y esto sólo ha sido un hasta luego. Volveremos a encontrarnos y mientras tanto cada uno a lo suyo que es lo que toca, disfrutando de todo lo que  vaya surgiendo y sin perder de vista nuestro centro, el mejor lugar del mundo, ese donde sólo habita el amor, estemos dónde estemos.